#ElPerúQueQueremos

Reflexiones en el Día de la No Violencia contra la Mujer

Publicado: 2019-11-25

Hoy, 25 de noviembre, Día de la No Violencia contra la Mujer, recuerdo el caso de Nicoll Flores, una joven de 18 años que fue asesinada a puñaladas en un hotel de Pueblo Libre en febrero de este año. El asesino era su enamorado, Juan Carlos Álvarez, de 23 años, que el año pasado había egresado de la PUCP, donde había terminado la carrera de Economía. 

El caso de Juan Carlos Álvarez demuestra que la violencia de género puede manifestarse en todos los espacios sociales y educativos. De hecho, Maruja Barrig ha reflexionado sobre cómo es impresionante que la tasa de feminicidios en el Uruguay es el doble que en el Perú, teniendo dicho país niveles educativos mucho más elevados.

Igualmente, este caso muestra también que los esfuerzos contra la violencia que se realizan en una universidad no deben pensarse solamente en lo que ocurre dentro del campus, sino también en el comportamiento que las personas pueden tener afuera, en la vida cotidiana.

Es fundamental abordar de manera integral la razón para la violencia contra la mujer: la concepción de masculinidad tóxica, por la cual para algunos hombres no es posible aceptar el desafío de su “autoridad” y menos aún el mayor desafío como es el rechazo a seguir una relación. Mientras cada vez más mujeres son conscientes de sus derechos a la libertad y a la autonomía, todavía muchos varones sienten que esta es una afrenta a su masculinidad.

Por supuesto, existen factores de riesgo, que incrementan las posibilidades que una mujer sufra violencia. Normalmente, la violencia se presenta con más fuerza hacia quien es más vulnerable y por eso los agresores actúan contra quienes carecen de familiares, amistades o redes de apoyo. Si la mujer se encuentra en una situación de dependencia económica o emocional, es más factible que no perciba a tiempo las señales de violencia o intente creer que son situaciones pasajeras o malos entendidos.

He conocido varios casos de mujeres que preferían guardar silencio y no denunciar, por temor a perder el trabajo o que inclusive negaban las agresiones sufridas. Por eso, situaciones de precariedad laboral, como trabajar bajo la condición de CAS o ser una trabajadora tercerizada incrementan las posibilidades de sufrir violencia.

Este 25 de noviembre debemos reflexionar sobre lo que podemos hacer para luchar contra la violencia hacia la mujer desde nuestro propio entorno, porque es muy probable que en él existan potenciales víctimas y potenciales agresores.

Quienes desempeñamos algún tipo de cargo o función tenemos mayor responsabilidad en prevenir y sancionar los abusos, para que no se repitan casos tan tristes como el de Nicoll Flores.


Escrito por


Publicado en

Reflexiones Peruanas

Sobre el país en que vivimos y queremos vivir