Lima: Triste Aniversario
Mañana, 18 de enero, se recuerda el 482 aniversario de la fundación española de Lima. A diferencia de lo que sucede en Arequipa, Huánuco y otras ciudades, muy pocas personas en Lima celebran dicha fecha y este año las razones que podrían motivar una celebración han disminuido ostensiblemente.
Hasta hace muy pocos años, cuando recorría con mis alumnos el Centro Histórico, les enseñaba las hermosas construcciones coloniales y republicanas, así como los espacios públicos que podían disfrutar. Con algunos amigos visitábamos también Barrios Altos, el Rímac o Monserrate.
Ahora, los signos del abandono se encuentran por doquier. A media cuadra de la Plaza San Martín, en pleno Jirón de la Unión, se aprecian los restos del edificio de la Compañía de Seguros incendiado en junio pasado. No existe ningún intento de reconstruirlo, como tampoco del Colegio Real de San Marcos. En el caso del Buque en Barrios Altos y los edificios de la Plaza Dos de Mayo, lo más indignante es haber advertido sobre los peligros que se cernían, años antes que quedaran destruidos por los incendios.
Hace pocos días, la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Ingeniería y otras instituciones y organizaciones sociales pidieron la declaración de emergencia del centro histórico de Lima, debido al acelerado deterioro que viene sufriendo.
El sábado 14, los integrantes de Salvemos Lima, Lima Antigua y Despierta Lima llevamos a Barrios Altos a varios arquitectos y urbanistas para mostrarles cómo, una a una, vienen siendo demolidas casonas y quintas y reemplazadas por gigantescas torres de depósitos totalmente ilegales. Parece que una de las zonas más tradicionales de Lima está condenada a desaparecer.
El deterioro del Centro Histórico se debe a múltiples factores: la pobreza, la informalidad, la falta de escrúpulos, la ausencia de fiscalización por las autoridades, pero sobre todo la falta de voluntad política para salvar lo que queda del patrimonio.
Mucho ayuda al deterioro generalizado la errática gestión municipal de Luis Castañeda. Gracias a su irresponsabilidad, miles de habitantes de Cantagallo recibirán el aniversario de Lima en total precariedad, por otro incendio. El dinero asignado para proveerles de viviendas dignas fue usado para un bypass, que no solo congestiona más el tránsito en las avenidas Wilson y Arequipa, sino que viene hundiéndose.
Las áreas verdes donde se encontraban los monumentos de José Carlos Mariátegui, Pedro Huilca y Víctor Raúl Haya De La Torre han desaparecido, junto con los propios monumentos. A los transeúntes les queda solo el pasaje sucio y lleno de peligros que les dejo la constructora brasileña. La “gran alameda 28 de Julio” que alguna vez se ofreció simplemente no existe.
Felizmente los intentos de Castañeda de destruir la avenida Salaverry con otros cinco bypasses fueron frenados por la oposición de muchos vecinos y del Alcalde de San Isidro, pero aún continúan los proyectos que harían mucho daño, en Balconcillo y en el cruce de Aramburpu y Arequipa.
En cuanto a los espacios públicos, el Parque de la Muralla permanece desde hace años cerrado. En Lince, el alcalde ligado a Castañeda ha prohibido que se practique salsa y bailes coreanos en el parque Castilla con el argumento de que son “gente de otros distritos”. Si alguien se atreve a hacerlo, irrumpe el Serenazgo, que debería estar preocupado por la delincuencia que por impedir que la gente se distraiga.
A todo esto se añade que, gracias a la desaparición de 25 líneas de transporte, dispuesta por la Alcaldesa Villarán, llegar hasta el Cono Norte o San Juan de Lurigancho se ha vuelto mucho más difícil. La proliferación de taxis y colectivos, que toman los vecinos desesperados ha originado permanentes congestiones e inclusive desde Lince hacia Miraflores tomar un colectivo es muchas veces la única alternativa.
Los serios problemas de transporte que originaron las gestiones de Villarán y Castañeda ayudan a entender el estallido que ocurrió en Puente Piedra la semana pasada. Al encogerse de hombros, Castañeda demostró nuevamente lo poco que le importa la población. A esto se añade la violencia policial avalada por el Ministro Basombrío, que ha dejado un saldo sin precedentes de heridos por perdigones y personas detenidas arbitrariamente en Puente Piedra. Y todavía varios inocentes detenidos en Huaycán siguen en prisión, como Miguel Ángel Huarocc quien sufre de epilepsia.
Para contribuir al caos con singular eficacia, la Policía de Tránsito opta por desconocer los semáforos para privilegiar a los conductores particulares por encima de los peatones y el transporte público. Supongo que si usan sus silbatos a todo volumen es porque saben que así perturban más la vida en la ciudad.
Como se aprecia, muchos de los problemas que enfrentan los limeños han sido generados por sus propias autoridades, como alcaldes y policías.
Gracias a tanta irresponsabilidad, para muchos vecinos de Lima, desde Puente Piedra hasta Barrios Altos y desde Cantagallo hasta Lince ahora hay muchos menos motivos para celebrar que antes.