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josé luis cosme rojas, padece de HIDROCEFALIA

No es sólo Christian

Además de Christian Grados, varios otros inocentes sufrieron golpizas y torturas el 1° de diciembre en la Comisaría de Huaycán

Publicado: 2016-12-12

La historia de Christian Grados es parecida a muchas que he escuchado: un afroperuano progresa según lo que se espera, pero encuentra un escollo cruel: la discriminación y los prejuicios. 

Hace apenas dos semanas, una amiga me contaba que su novio, también afroperuano y muy exitoso como entrenador de fútbol, decidió ir a un centro comercial limeño para buscar un par de zapatillas. A la salida, los vigilantes lo interceptaron de mala manera y le querían obligar a abrir su maletín. Muchas personas salían entonces del centro comercial con carteras, maletines o mochilas y a nadie revisaban. Cuando él se quejó, todo fue peor: los vigilantes usaron sus radios para llamar refuerzos, causando todo un despliegue que terminó siendo para el entrenador mayor humillación.

Una situación parecida es la que le ocurrió a Christian, quien proviene de una familia de escasos recursos, pero siempre pensó en superarse y avanzar.   

Desde los diez años se incorporó a la asociación cultural Illariq Huaycán, primero como integrante y de adulto se volvió uno de los profesores de danzas peruanas.   Ahora es el director y hace apenas dos meses presidía las ceremonias por el 29° aniversario de la asociación. Paralelamente, estudió Educación Física en un Instituto Pedagógico y luego en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 

Él trabajaba en los colegios Saco Oliveros de Monterrico y Chaclacayo, pero paralelamente, en el propio Huaycán se esforzaba por difundir las danzas peruanas de manera gratuita.

También Christian era una persona muy religiosa: se le veía en la misa de la catedral de Huaycán y era integrante de la Hermandad del Señor de los Milagros de Huaycán. La última vez que cargó las andas, nadie podía imaginarse que el 1° de diciembre su vida se convertiría en un infierno.

Como se sabe, el día de los disturbios, Grados había ido a visitar a su hija.   Llegada la noche, decidió retirarse a su domicilio.  De pronto, un grupo de gente empezó a correr. Él siguió caminando, porque ya estaba por llegar a su casa, cuando los policías lo detuvieron.

¿Por qué lo hicieron? En mi opinión, simplemente porque vieron a un negro en buzo y les pareció sospechoso. Los vecinos comenzaron a gritar que él era profesor de danza, pero a los policías no les importó.   Así se produjeron otras detenciones arbitrarias.   Los casos más dramáticos son el de Miguel Angel Huaroc, que sufre de epilepsia y el de José Luis Cosme, quien tiene hidrocefalia.   Con todos ellos, en la comisaría de Huaycán, la noche del 1° de diciembre, los policías se ensañaron con los detenidos sometiéndolos a todo tipo de torturas.    Parece ser que toda la cólera por el ataque a la comisaría se transformó en violencia.   Es sorprendente que ninguno haya muerto, aunque varios quedaron muy golpeados.

Al día siguiente, pese a que evidentemente todos, los revoltosos y los inocentes, estaban maltratados, el fiscal Alonso Castañeda pidió para los 34 detenidos nueve meses de prisión preventiva. No realizó ningún tipo de individualización. A Grados lo presentaron los policías como cabecilla o azuzador. Y esto también lo señaló el diario La República, sin ninguna comprobación de los hechos, pese a que en las fotografías que muestran, evidentemente Grados ha sido golpeado.    

Parece que en el INPE no están permitiendo que los familiares hagan llegar sus medicamentos a José Luis Cosme y a Miguel Ángel Huarocc. 

Cada detención parece más absurda que la otra y también es indignante leer en el portal de internet del Ministerio Público cuán orgullosos están de que el Fiscal Castañeda haya logrado la prisión preventiva.

Y lo más triste, también es pensar que muchos limeños prefieren pensar que si los detenidos son de Huaycán seguro son revoltosos, que por algo los habrán detenido.   Demasiado parecido a lo que vivimos en los años ochenta… A veces pareciera que el Perú no ha cambiado nada.


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Reflexiones Peruanas

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