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CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE JUNIÍN.  FOTO: PODER JUDICIAL

Primera condena penal por racismo en el Perú

Publicado: 2015-11-23

El 20 de marzo del 2012, Judhy Pérez llamó a la empleada Azucena Algendones “negra cocodrilo”, para humillarla. La agraviada pidió una disculpa, pero la agresora replicó, con la prepotencia que acompaña a muchos racistas en el Perú:  

-En realidad es un insulto para el cocodrilo.

Judhy Pérez no es una persona sin educación. Ella es relacionista pública y, en aquel momento, nada menos que encargada de imagen de SEDAM, la Empresa de Servicios de Agua Potable y Alcantarillado Municipal de Huancayo equivalente a SEDAPAL, donde trabaja Azucena Algendones.

En muchos centros laborales del Perú es común hacer bromas y comentarios racistas hacia los trabajadores afroperuanos, imitando a un mono, por ejemplo, declarando que no piensan o burlándose de su supuesta fealdad. Si la víctima “se atreve” a molestarse, es considerada por sus agresores como que no tiene sentido del humor o, peor, la tildan de acomplejada o resentida.

Así reaccionaron el Gerente General de SEDAM, Luis Pérez Peralta y Augusto Santisteban, Jefe de Recursos Humanos, cuando la señora Algendones denunció los hechos. Sin embargo, ella decidió que no toleraría más insultos y elevó su queja a la Defensoría del Pueblo. A partir de entonces, comenzó a sufrir represalias por parte de SEDAM, en las que ambos funcionarios estaban involucrados. Al principio, la enviaron a una oficina lejos de Huancayo, a pesar que ella tiene una discapacidad en una pierna. Luego, sucesivamente, eliminaron su registro de asistencia en el sistema, apareció la fotografía de un mono cuando se ponía su nombre, desapareció su tarjeta de autorización de salidas, le impidieron ingresar a la sede principal de la empresa y hasta fue despedida en base a una vil maniobra.

Pese a todo, la señora Algendones insistía en seguir con su denuncia, incluyendo ahora a Luis Pérez y Augusto Santisteban. Encontró que muchos abogados no conocían el delito de discriminación que aparece en el artículo 323 del Código Penal. Había quienes sostenían que un insulto racista no es discriminatorio porque no impide a la víctima ejercer derecho alguno. En realidad se trata de afectar el derecho a la dignidad de la persona. Otros abogados tenían miedo de intervenir por las conexiones de los acusados con grupos políticos y poderosos empresarios.

Lo positivo es que la señora Algendones no estuvo sola: fue respaldada por la ONG Centro de Desarrollo de la Mujer Negra Peruana (CEDEMUNEP), la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, la Defensoría del Pueblo de Huancayo, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables y Alerta contra el Racismo del Ministerio de Cultura.

De esta forma, el viernes 13 de noviembre el Segundo Juzgado Penal Liquidador de la Corte Superior de Justicia de Junín dictó la primera sentencia penal por discriminación racial en el Perú, sentenciando a Pérez Peralta y Santisteban a tres años de prisión suspendida y una reparación civil de 5,000 soles. La falta de pruebas sería lo que permitió que Judhy Pérez no haya sido condenada.

Hasta ahora las únicas sentencias penales por discriminación habían sido por casos de discapacidad. Por racismo solamente había sanciones administrativas, que implicaban sanciones a empresas, como a los cines UVK o a las discotecas Gótica y Aura, pero no a personas.

En una reciente entrevista publicada por Alerta contra el Racismo, la señora Algendones señaló que siempre se debe perseverar para lograr llevar a cabo una denuncia. Ella sabe que muchas personas prefieren no denunciar y callar los insultos y humillaciones que sufren en sus trabajos o en otros espacios.

Ella considera que se debe generar una cultura de denuncia, que no permita este trato, para que las cosas puedan cambiar. Cree que es fundamental que los niños sean conscientes sobre el daño que causa el racismo, para que puedan corregir a sus propios padres.

El proceso le ha enseñado que no se debe tolerar los actos racistas para ‘evitarse problemas’, sino todo lo contrario: hay que enfrentarlos desde el inicio para poder encontrar solución y justicia: “No puedes dejarte maltratar pensando que mejor no dices nada, que quieres trabajar tranquila y no involucrarte en cosas legales y demás”.

Todavía será necesario que la segunda instancia ratifique la sentencia. Además, Azucena Algendones quiere apelar la sentencia para que sea sancionada Judhy Pérez.

Sin embargo, pese a esos asuntos pendientes, el paso que se ha dado en la lucha contra el racismo nos causa mucho aliento. Esperemos que más víctimas se animen a seguir el camino que la señora Algendones nos ha mostrado y que más peruanos lo piensen dos veces antes de lanzar una agresión racista.

-Pueden leer acá la entrevista completa a Azucena Algendones: http://alertacontraelracismo.pe/lograr-justicia-es-muy-reconfortante-entrevista-a-azucena-asuncion-algedones-primera-denunciante-de-discriminacion-racial-con-sentencia-favorable/


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