Hitos de un año agitado: enfrentando el racismo durante el 2014
La lucha contra el racismo en el año 2014 tuvo muchos momentos importantes.
Cuando el 1° de enero del 2014 vi una fotografía de Naplo donde había un vigilante sumergido hasta la cintura en el agua, para impedir que los bañistas ingresaran a la “parte privada”, pensé que era una foto trucada… pero era verdadera.
vigilante en playa de naplo
Promover la liberación de las playas fue la primera campaña que realizamos durante el 2014 los integrantes de Ciudadanos Luchando contra el Racismo, logrando fotografiar y difundir los casos de Naplo y Ancón. Con la ayuda de las redes sociales y la prensa se generó mucho impacto. La Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Cultura hicieron incidencia en las respectivas Municipalidades, logrando que las sogas fueran retiradas. Al parecer, presa de indignación, algunos vecinos de Naplo lograron que Facebook nos cerrara la página por varios días (¡acusándonos de racismo!).
playa de ancón, con sogas para impedir el ingreso
El otro problema serio que abordamos durante el año comenzó a mediados de marzo: la reaparición del programa La Paisana Jacinta, para lo cual Frecuencia Latina comprometió a todos sus integrantes. Naturalmente, el programa tuvo efectos corrosivos, generando innumerables casos de bullying en colegios, centros de trabajo o inclusive la calle a las personas de rasgos andinos. En este caso, además de las protestas frente al canal, los pronunciamientos y el recojo de firmas, fue crucial dirigirse a los anunciantes, al punto que el único que quedaba, Colgate, retiró su publicidad con lo cual el programa se volvió económicamente inviable y salió del aire. Esta historia, sin embargo, no ha continuado: en la Nochebuena regresó el programa y sigue hasta el momento. No sabemos si Frecuencia Latina tiene un vacío temporal en su programación o ha decidido incorporarla nuevamente.
plantón contra frecuencia latina,por la reposición del programa "la paisana jacinta"
El tercer tema que trabajamos durante el año fue la infrarrepresentación de la mayor parte de la población en los medios de comunicación. Comenzamos a abordar el asunto en enero, debido a un reportaje de la revista Hola que sólo colocaba a deportistas de marcados rasgos europeos, excluyendo a muchos como Ángela Leyva o Inés Melchor. Nuevamente, las redes sociales ayudaron bastante a canalizar la indignación. Dos meses después, otra revista, Caretas, tuvo el tino de colocar en la carátula de Ellos y Ellas a Inés Melchor, generando un impacto positivo.
la selección de la revista "hola"
Al parecer, nada de esto lo sabían Saga Falabella, sus publicistas y sus consultores de comunicaciones, quienes creyeron que los peruanos seguían recibiendo sus catálogos racistas con entusiasmo, pero ya no es así. El catálogo de Navidad puso a la empresa en la mira de buena parte de la población que ahora rechaza la publicidad racista y antes quizás la aceptaba. Eso dijimos en la reunión que tuvimos con Alex Zimmermann, Gerente General de Saga Falabella y Cayetana Aljovín, directora de Llorente y Cuenca, la consultora de comunicaciones. Le dijimos también que esperábamos cambios concretos. Pese al gran revuelo que hubo, sin embargo, otros anunciantes como Larcomar mantienen el mismo penoso enfoque publicitario.
la publicidad navideña de falabella
En esos mismos días, se produjo el violento cyberbullying hacia Elena Serpa por una frase racista que lanzó. Muchas personas amenazaron con violarla o matarla. Otros difundieron la dirección de su casa para que fuera agredida físicamente. Todas estas demostraciones de violencia muestran hasta qué punto una causa positiva como la lucha contra el racismo puede distorsionarse de manera irracional. Por nuestra parte, nunca hemos participado o fomentado esos “linchamientos mediáticos” y mas bien nos parece inaceptable que en un país como el Perú donde todos tenemos prejuicios racistas, de vez en cuando se acuse a una persona, normalmente una mujer de ser "la racista" por algo que dijo o escribió.
la joven elena serpa.: lanzó un insulto racista y fue luego víctima de cyberbullying
El año termina con un viejo problema que vuelve: el racismo en discotecas. Los locales involucrados en estas prácticas se llaman Mía y Mute en Caminos del Inca. Nos hemos dirigido a ellos y hasta la fecha no contestan. Al parecer, las prácticas de exclusión racial se están alejando de Miraflores por el temor a una sanción en aplicación de la Ordenanza 294-MM y ahora los casos más recurrentes se producen en Surco, cuya ordenanza no establece sanciones, pero también en el local Noise de Barranco, distrito que no tiene ordenanza alguna al respecto.
Habrá mucho por hacer el 2015 y esperamos seguir contando con su apoyo.
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