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Lince, avenida Arequipa un domingo al mediodía.

RP 444: ¿Por qué muchos pobres no quieren a Susana Villarán?

Publicado: 2013-01-23

Una de las situaciones más difíciles de manejar para la Alcaldesa Susana Villarán y su equipo es que su principal respaldo está en los sectores medios y altos, mientras el mayor descontento se da entre los más pobres.

Creo que un factor importante son los medios de comunicación, que, por ejemplo, evitaron la semana pasada difundir el balance que realizó la Alcaldesa sobre su gestión.  Gracias a esta persistente labor de desinformación, muchos limeños ignoran la apertura del nuevo museo Bodega y Quadra, la recuperación de balcones coloniales, la enseñanza de natación a miles de niños o la operación gratuita de cataratas a 1,700 ancianos.

Sin embargo, en la desinformación ayuda también la inexperiencia del personal municipal.   “Nos dicen que los temas sociales no venden”, dice una trabajadora social respecto al área de imagen.   Otro ejemplo de los problemas de comunicación del municipio es el emblema Lima Para Todos, que pocas personas relacionan con la gestión actual (por meses yo pensaba que era de alguna ONG).

Los encargados de difusión no han sido los únicos con dificultades para relacionarse con la población.  En mayo pasado, para el Día de la Madre, la Subgerencia de Turismo anunció un paseo gratuito para madres e hijos y tuvo a muchas señoras esperando casi una hora de pie, bajo el sol, “hasta completar el cupo”.  Sólo cuando una amiga y yo nos quejamos, para proteger a nuestras madres, los guías decidieron a comenzar a trabajar.  Lamentablemente, una actitud desconsiderada puede echar a pique una buena intención.

Yendo a temas más amplios, resulta difícil comprender por qué en varias avenidas de Lima, los semáforos se desconectan en horas punta para que inexpertas policías “dirijan” el tránsito, favoreciendo a los vehículos particulares en desmedro del transporte público.    Conforme se incrementa el parque automotor, las congestiones aumentan… y en este caso, sí parece que la Municipalidad “no hace nada”.   Es más, ahora hay también congestiones los domingos porque la Municipalidad cierra la avenida Arequipa para que practiquen ciclismo algunas decenas de personas.  “Nadie nos consultó”, me dicen unos mortificados vecinos de Lince.   La penosa percepción, contraria a la política explícita de la Alcaldesa,  es que se privilegia a una minoría (que tiene tiempo y dinero para pasear en bicicleta) y se perjudica a la mayoría.

Lince, avenida Arenales, domingo a mediodía.

Es peligroso cuando la gente percibe que no es importante, peor, en mi caso, cuando uno pretende colaborar con la gestión municipal.  Cuando avisé que la Gerencia de Seguridad Ciudadana había publicado un aviso discriminatorio, me topé con los incompetentes encargados de recibir quejas.  Este año me ha vuelto a ocurrir cuando reclamé ante el SAT por la injusta multa que un policía bribón aplicó a un taxista.

Ante la confusión que han generado los paraderos de Tacna y Abancay, personalmente recomendé al personal de la Gerencia de Transporte Urbano que colocaran los números o nombres de las líneas (Chama, Santa Cruz, 73) en los paraderos.      Con frases irónicas, un autosuficiente funcionario rechazó mi sugerencia y entonces me di cuenta que ese era el problema: ni él ni sus colegas pensaban en la gente.  “A los usuarios simplemente no le interesan los paraderos”, dijo otro, con desdén.

Al salir de su oficina y volver a ver en la avenida Abancay el desconcierto en los paraderos mal señalizados, con algunos orientadores contribuyendo al caos con sus silbatos, por primera vez me di cuenta apenado que la Alcaldesa podía ser revocada.

Cuando días después, esos mismos funcionarios prohibieron a los choferes de combi escuchar música, no podía creerlo, porque se estaban haciendo innecesariamente miles de enemigos.   “Es privarle a un hombre que trabaja catorce horas al día de su único entretenimiento”, dice una amiga.   Aunque la norma fue suspendida, el daño ya estaba hecho.    Decisiones así han causado que muchos choferes de combi, cobradores y también taxistas, se expresen con verdadero odio hacia la Alcaldesa.

En este contexto, los promotores de la revocatoria descubrieron hace algunas semanas un gran aliado: los prejuicios racistas, que muestran a los blancos como egoístas, poco trabajadores y crueles.  Por ello es que puede tener credibilidad decir que Susana Villarán “no hace nada” o que no le importaron los muertos en el desalojo de La Parada.

La situación se agrava porque algunos partidarios de la Alcaldesa vienen denominando “ignorantes”, “corruptos”, “vendidos por un paquete de galletas”a los ciudadanos partidarios de la revocatoria.   Algunos hablan inclusive de la “rebuznatoria”.   Creo que deberían hablar mas bien de la recuperación de la Plazuela del Cercado, la reducción de muertos por la “ley zanahoria” o las nuevas obras en los parques zonales.

Nada de lo que se puede criticar a esta gestión justifica una revocatoria, pero legalmente, no son necesarias razones para ello.  Quedan pocas semanas para que la Alcaldesa y su equipo logren hacer autocrítica, corregir errores y acercarse a los ciudadanos.


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