RP 304: Sobre negritos, cholitos y blanquitos
En ámbitos académicos, cada vez es más frecuente referirse a afroperuanos o afrodescendientes, en lugar de negros, mientras que “individuo de rasgos andinos” se usa para quien en la vida cotidiana muchos llamarían cholo. ¿Será que palabras como negro o cholo (o blanco o chino) son términos racistas que siempre deben evitarse?
No necesariamente aludir a los rasgos de una persona implica una intención racista o discriminadora. El contexto resulta fundamental para que la misma palabra pueda tener carácter afectuoso u ofensivo.
Por ejemplo, chino es una palabra que se usa indistintamente hacia un auténtico descendiente de chinos, un nikkei o cualquier peruano de ojos rasgados. “¿Me puede dar el menú de los chinos?”, digo siempre que voy al chifa Felicidad. Hacia amigos o familiares chino tiene una connotación afectuosa. Al propio Velasco lo llamaban chino sus simpatizantes. Fujimori usó este término para sí mismo en sus campañas políticas, aunque también hubo quienes lo empleaban como insulto en su contra.
Otra palabra que habitualmente no tiene carga ofensiva es gringo. En “A los gringos les encanta Machu Picchu.” puede referirse a estadounidenses, canadienses, australianos o europeos. Muchos cooperantes extranjeros asumen que las personas mayores les llamen gringuito (a), lo que también puede suceder a algunos peruanos rubios. El término suele tener solamente connotación negativa al referirse a algún abuso de la política exterior de los Estados Unidos: “Los gringos apoyaban muchas dictaduras”.
En la palabra blanco sí existen usos menos aceptables socialmente. Mientras es normal decir “Es la más blanca de sus hermanas”, no lo es “El restaurante estaba lleno de blancos”. En este último caso, blanco puede sonar hasta más fuerte que pituco. De manera coloquial, hay quienes llaman colora’o o gringo a sus amigos más blancos. En cambio, pese a que parece un diminutivo, la palabra blanquito alude a los estereotipos negativos de engreído, tonto o que ha tenido una vida fácil.
Con el término la palabra negro sucede una situación opuesta: llamar negrito a una persona que no está presente, aunque sea un individuo de dos metros, es mas bien una expresión “suavizante”, como si fuera necesario bajar la carga negativa de negro. Entre familiares y amigos, se puede llamar negro a quien tiene la tez más oscura, aunque de afrodescendiente no tenga nada. Otro eufemismo común para no decir negro es moreno, una palabra usada fuera del Perú para cualquier persona de cabello negro o de piel algo oscura (como los moros, digamos). Muchos latinoamericanos no pensarían que el restaurante Manos Morenas alude a “mujeres negras cocinando para usted”.
En cuanto a cholo, es verdad que se está incrementando su uso afectoso o como sinónimo de peruano (¡Todos somos cholos! es un lema muy presente en internet). Sin embargo, si se emplea para un desconocido (¡Sólo los cholos hacen eso!) suele tener una carga muy ofensiva. Por eso, el término se evita al hablar en público o en los medios de comunicación. Por otra parte, usar cholito para un adulto implica enfatizar su ingenuidad o su ignorancia. De hecho, cuando ingenuamente Backus decidió usar esta palabra en una publicidad contra Ambev-Brahma (“Nos quieren hacer cholitos”), terminó multada por Indecopi.
En el caso de serrano, pese a que simplemente describe a una persona que ha nacido en la sierra, se le ha empleado de manera tan hiriente que la mayoría de serranos no tiene ningún interés en reivindicarla. Muchos reaccionarían disgustados ante frases como BIENVENIDOS SERRANOS y los habitantes de la más grande ciudad de la sierra prefieren sostener que viven en la costa.
Respecto a los habitantes de la selva, la expresión coloquial charapa suele ir de la mano con una serie de estereotipos, aunque no tan agresivos como los asociados con serrano. Chuncho era un término despectivo muy antiguo hacia los nativos amazónicos, que ahora, comúnmente, hace referencia a cualquier persona retraída, huraña o antisocial: ¡Vamos al tono, no seas chuncho! Los nativos, en cambio, ahora usan cada vez más la palabra indígena, que durante muchos años tenía una carga despectiva. Los demás indígenas, es decir los indígenas andinos, todavía tienen reticencia frente a este término.
Para autodefinirnos sin mayores connotaciones negativas, los peruanos tenemos un término-comodín: mestizo. No se usa para insultar, ni como palabra afectuosa, ni en diminutivo. Tampoco se emplea para referirse a un tercero, salvo los indígenas amazónicos que así denominan a los demás habitantes de la selva.
En tiempos de Velasco se prohibió el término indio, porque era considerado peyorativo. Me parece que es preferible distinguir las diferentes connotaciones o intenciones que éstas tienen. Expresiones públicas como Cristo Moreno, Perú Negro, Cholo Sotil, Zambo Cavero no tienen ninguna carga negativa.
Lo que debe evitarse es aludir a los rasgos físicos como forma de agresión, burla o menosprecio y todo esto es aún demasiado frecuente.