RP 363: ¿Una Ordenanza para Todos?
En mi humilde opinión, de todas las formas de discriminación que existen en nuestra sociedad, la discriminación por orientación sexual u homofobia se distingue porque el discriminador siente que tiene una justificación moral: el discriminado es malo, perverso, dañino para la sociedad.
Para mí, la moral tiene relación con la buena conducta de una persona. La orientación sexual no tiene mayor relevancia en ello, como tampoco la tienen el estado civil, la estatura o el lugar de origen…, aunque debo admitir que hace veinte años yo no pensaba de esta manera. Afortunadamente, en el movimiento de derechos humanos y en los círculos académicos o religiosos que frecuento ha habido también un cambio de mentalidad a ese respecto.
Debido a ello, cuando comenzamos a promover, desde las Mesas contra el Racismo, que los gobiernos municipales y regionales aprobaran Ordenanzas integrales contra la discriminación, siempre incluíamos entre las causales la orientación sexual, encontrando una aceptación positiva de las autoridades.
En realidad, el racismo no puede entenderse como un problema aislado: en el Perú existe una discriminación acumulada, donde una misma persona sufre por varias causales a la vez: condición económica, discapacidad, lugar de origen, rasgos físicos, apellido, actividad, etcétera. Por eso trata de enfrentar entonces todas las formas de discriminación existentes.
Entre los años 2008 y 2010 aproximadamente 50 Ordenanzas contra la discriminación fueron aprobadas, desde Catacaos hasta Sicuani y desde Cajamarca hasta el Callao, incluyendo medidas a favor de las personas con discapacidad, los adultos mayores y las víctimas de la violencia política. Siguiendo una iniciativa de la Municipalidad de Sullana, en Miraflores y otros lugares se dispuso que los establecimientos comerciales colocaran carteles contra toda forma de discriminación.
En cuanto a la orientación sexual, solamente dos municipios, Urubamba y Andahuaylas, omitieron esta causal. Las Ordenanzas de los Gobiernos Regionales de Apurímac y Huancavelica prohibían especícamente someter a una persona a tratamiento médico o psicológico para reformar su orientación sexual.
En el año 2009 me reuní con algunos funcionarios de la Municipalidad de Lima y les entregué un proyecto de Ordenanza, pero al parecer quedó entrampado en la burocracia municipal. Conociendo la preocupación de Susana Villarán por el tema, hice lo mismo cuando empezó su gestión y en febrero de este año, fui al Palacio Municipal a exponer sobre este tema ante un grupo de regidores:
-Muchas gracias –dijo uno de ellos –pero la Ordenanza que aprobaremos será solamente para los colectivos LGTB.
No podía creer lo que estaba escuchando.
-Pero no se puede excluir a los adultos mayores, los afroperuanos, las personas con discapacidad…-repliqué.
-Es el compromiso de Susana Villarán.
-Susana siempre ha estado comprometida contra todas las formas de discriminación…
Siguió una larga discusión y paulatinamente los regidores fueron comprendiendo la necesidad de una norma inclusiva. Casi convencido, el primer regidor me dijo:
-Mira, si sale una Ordenanza amplia tú se lo explicas a los LGTB. ¡Ya sabes como son!
Me comprometí a asumir esa temible tarea y también a incluir en el proyecto de Ordenanza un artículo referido a la lucha contra la homofobia.
Sin embargo, para mi sorpresa, después que envié el texto, los regidores me avisaron que sólo considerarían la discriminación por orientación sexual. Durante los siguientes meses, varias personas, dentro y fuera de la Municipalidad intentaron revertir esta decisión, sin mayor resultado.
Algunos activistas homosexuales me han explicado que una Ordenanza específica permitiría visibilizar su problemática… Lamentablemente, han conseguido hacerla demasiado visible, generando la indignación de grupos conservadores. De hecho, una sociedad donde existen tantas víctimas de racismo y machismo, discriminación por edad o discapacidad, es difícil explicar que la Municipalidad de Lima opte solamente por prestar atención a una forma de discriminación. ¿Cómo explicar que, mientras en Huancayo, Abancay o Chiclayo se sancione a los locales públicos que discriminen por cualquier razón, en Lima solo se pretende sancionar a los que discriminan por orientación sexual?
Ninguna de las Ordenanzas aprobadas anteriormente había generado mayor polémica. En varios medios de comunicación se ha difundido que las iglesias deberán exhibir carteles donde se prohíbe la discriminación por orientación sexual o perderán la licencia de funcionamiento y que los colegios deberán tolerar las muestras de afecto homosexual. Muchas personas señalan que Susana Villarán nunca habló al respecto en su campaña y piden juntar firmas para su revocatoria.
Esta situación me recuerda que el año pasado una ONG promovió que se sancionara solamente la injuria racista, rechazando incluir en su propuesta otras formas de injuria discriminatoria. Igualmente, una organización gay propuso sancionar para los crímenes por homofobia y no aceptó que se incluyeran crímenes basados en racismo, xenofobia u otras razones. Naturalmente, ninguno de estos proyectos prosperó.
Al parecer, el panorama confrontacional hará imposible la aprobación de cualquier Ordenanza. De ser así, gracias a la falta de visión de algunos funcionarios, todos los que buscamos una ciudad más justa y tolerante habremos perdido.