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RP 351: Reflexiones Post-Electorales

Publicado: 2011-04-11

La semana pasada, me causaba estupor la angustia de algunos limeños por las encuestas filtradas por internet y su total indiferencia frente a las muertes de Andrés Taype, Néstor Cerezo y Aurelio Huarca, agricultores arequipeños opuestos al proyecto minero Tía María.  

 Esta indiferencia era la mejor imagen del régimen económico neoliberal que hemos vivido desde 1990, consagrado en la Constitución de 1993.  El crecimiento económico durante estos años ha sido indiscutible, pero tiende a cegar a quienes se han beneficiado con él. 

 Frente a las cifras positivas, aparecen otros números acusadores:  cada mes alrededor de treinta mil peruanos se marchan, mucho más  que en los peores años del terrorismo y la hiperinflación.  Algunos dicen que es por la falta de oportunidades “en el país”.  En realidad no es el país, sino un modelo económico donde los trabajadores viven en total precariedad, mientras las grandes inversiones obtienen cuantiosos beneficios. 

 Un ejemplo de dicha precariedad fueron las muertes de cuatro obreros la semana pasada en diversas obras de construcción en La Molina, Miraflores y Chorrillos.   No son accidentes “fatales”, sino que se produjeron debido a que, siguiendo el modelo económico, aprobó la Ley 29090, que establece las licencias automáticas de construcción, impidiendo cualquier supervisión municipal, y mantiene la debilidad del Ministerio de Trabajo para no interferir con las inversiones inmobiliarias. 

 No sólo este modelo económico genera que muchos peruanos mueran injustamente, sino que, para defenderlo, las fuerzas policiales han matado a decenas de personas, como ocurrió los campesinos arequipeños.   Son más de cincuenta los fallecidos durante este gobierno y quince en tiempos de Toledo, entre ellos Efraín Arzapalo, Presidente de la comunidad de Matacancha, que pretendía defender el lago Chinchaycocha y los campesinos piuranos Reemberto Herrera y Melanio García, enfrentados a la minera Majaz.  En el campamento de esta empresa, además, la policía torturó brutalmente a los campesinos (ver RP 235)

 Toledo y García insistieron en promover concesiones mineras tan impopulares porque para ellos los más pobres ni siquiera tenían la posibilidad de decidir sobre su propio destino.    Cada vez que parece necesario que haya muertos para que el gobierno reaccione, algunas personas piensan resignadas que “así es el Perú”.  Yo prefiero pensar que así es el modelo económico que actualmente tiene el Perú. 

 En mi opinión, los votos por Ollanta Humala y Keiko Fujimori predominantemente provenían de peruanos descontentos con este modelo,  con la diferencia que quienes votaron por la segunda sienten que el modelo no puede cambiar (“así es el Perú”), pero esperan que gracias a ella puedan obtener beneficios concretos que les permitan sobrevivir. 

 El padre de Keiko tuvo la habilidad de fomentar el neoliberalismo pero mantenerse muy cerca de los más pobres, al punto que para muchos de ellos es el único Presidente que han visto.  Lo perverso era que sus donaciones no generaban ciudadanos, sino súbditos o clientes.

 Entretanto, para quienes se sentían beneficiados por el modelo económico las principales alternativas electorales eran Toledo y Kuczinsky.   Yo sostuve hace varios días que en la opción por el segundo había un racismo inconsciente hacia Toledo.  Lo he confirmado desde el domingo cuando he visto todos los insultos racistas,  llamamientos al golpe de Estado contra Humala y demás barbaridades que algunas personas que apoyaron a Kuczinsky están circulando en internet.  No se dan cuenta que llamando “ignorantes” y “brutos” a quienes votaron por otras personas sólo terminan favoreciendo al candidato que más temen. 

 Paradójicamente, Toledo, Kuczinsky y también Castañeda menospreciaban tanto a los peruanos más pobres, que ni siquiera se molestaron en representar sus demandas o pensar una sola candidatura que defendiera el modelo económico.  Parecían caudillos militares del siglo XIX: sus ambiciones personales fueron más importantes y así le dejaron la mesa servida a Ollanta y Keiko. 

 Ahora, como en las segundas vueltas de 1990, el 2000 o el 2006, se vuelve a anunciar el Apocalipsis para el Perú, sólo que la internet sirve para incrementar la angustia. 

 Por mi parte, yo creo que la democracia es perfectamente compatible con la promoción del desarrollo humano y que éste nunca se produce de manera espontánea debido al crecimiento económico.    Por eso me pregunto ¿cuándo podremos contar con un Estado que defienda los derechos de los más débiles?  ¿Cuándo dejarán los pobres de morir por no poder pagar la atención en un hospital estatal?  ¿Cuándo habrá una educación pública de calidad?   

 Algunas personas piensan que eso jamás sucederá porque “así es el Perú”.  Yo rechazo ese fatalismo y creo mas bien que esos temas deberían estar presentes en la agenda nacional.  Si no promovemos una sociedad más justa, no sólo viviremos cada año la angustia de la segunda vuelta, sino que podemos caer en una espiral de sufrimiento y violencia. 


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Reflexiones Peruanas

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